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Cáncer de Próstata: Factores de Riesgo

¿Existen factores de riesgo para desarrollar un cáncer de próstata?

A pesar de que todavía desconocemos los factores específicos que originan y que hacen progresar al cáncer de próstata, sí sabemos que existen factores genéticos y ambientales que están relacionados con la aparición y el desarrollo de esta enfermedad.

Edad
La edad es el factor de riesgo más importante, ya que la probabilidad de padecer un cáncer de próstata aumenta con la edad: es excepcional antes de los 40 años y empieza a encontrarse a partir de los 50 años. Dos de cada tres de los cánceres de próstata se encuentran en varones mayores de 65 años.

Factores familiares y genéticos
Los varones que tienen familiares de primer grado (padre o hermanos) afectados de cáncer de próstata, sobre todo si han sido diagnosticados antes de los 55 años, tienen un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad. Un 15% de los cánceres de próstata son hereditarios. Un gen específico denominado HPC1 se asocia con una alta probabilidad de sufrir esta enfermedad.
Raza y Geografía
En los varones afro-americanos, el cáncer de próstata es más frecuente, más agresivo y aparece en edades más tempranas. En Europa, la incidencia es mayor en los países escandinavos y su frecuencia disminuye a medida que viajamos hacia el sur, por lo que se ha postulado que puede ser debido a la diferente exposición a la luz solar. En África, Asia y Latinoamérica es menos frecuente, aunque se cree que es debido más a factores dietéticos que a factores étnicos, puesto que los asiáticos que viven en Estados Unidos presentan una mayor incidencia de cáncer de próstata que los que viven en Asia.
Hormonas
Las hormonas sexuales masculinas (andrógenos) son esenciales en el desarrollo y crecimiento de la próstata y tienen un papel importante en la carcinogénesis prostática. Niveles altos de otras hormonas como el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) están relacionados con el cáncer prostático.
Inflamación e infección
Los procesos de inflamación crónica que producen un aumento de la replicación celular para sustituir al tejido dañado, contribuyen al desarrollo de cánceres como el de esófago, estómago, hígado y vejiga. Algunas investigaciones sugieren que el cáncer de próstata puede tener una causa infecciosa (papilomavirus, herpes virus y citomegalovirus) en un contexto de falta de respuesta, genética o adquirida, de los mecanismos de defensa celular contra la infección. Los últimas investigaciones muestran una asociación entre el herpes simple genital y el cáncer de próstata.
Obesidad
Tiene una clara relación con los cánceres de colon y mama. El tratamiento de la obesidad a través de una reducción en el consumo de grasas y en un aumento del ejercicio físico produce una disminución del “stress oxidativo”, reduciendo así el riesgo de cáncer de próstata.
Dieta
Existen evidencias de que los factores dietéticos juegan un papel importante, como ocurre en los cánceres de colon y mama. En 1998 ya se observó que la mortalidad del cáncer de próstata estaba inversamente relacionada con el consumo de cereales, nueces, aceite de oliva y pescado.
Grasas
La incidencia y mortalidad del cáncer de próstata se correlaciona estrechamente con el consumo de grasas poliinsaturadas, carnes rojas, lácteos y huevos. Se ha observado que niveles altos de grasa estimulan la proliferación de las células del cáncer de próstata en modelos animales y que una dieta sin grasas puede reducir el crecimiento de los tumores en el animal de experimentación. Otro factor que puede explicar la asociación entre las dietas ricas en grasas y el cáncer de próstata es que las dietas ricas en carnes rojas se acompañan de una ingesta baja en vegetales. Además las dietas ricas en lácteos, carne y huevos son ricas en calcio y zinc, dos sustancias que pueden modificar el riesgo de sufrir un cáncer de próstata. En el año 2013 un trabajo demostró que el consumo de lácteos estaba asociado a un mayor riesgo de padecer un cáncer de próstata.
Soja
Las legumbres constituyen una fuente energética muy importante en las dietas asiáticas, donde la incidencia del cáncer de próstata es baja. Las habas de soja son muy ricas en isoflavonas (genisteína y daidzeina) unas sustancias con una débil actividad estrogénica. Estas isoflavonas tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de las células prostáticas, tanto benignas como malignas y reducir el crecimiento de los tumores en el animal de experimentación.
Licopeno
Es el pigmento rojo que se encuentra en los tomates y en los otros frutos de color rojo. Es un beta-caroteno con una potente actividad antioxidante que también inhibe el crecimiento de las células prostáticas, benignas y malignas, en los modelos de laboratorio (“in vitro”). En la actualidad no disponemos de estudios científicos que demuestren, claramente, los efectos del consumo de licopeno en el cáncer de próstata.
Té verde
Muy consumido en Asia donde la incidencia del cáncer de próstata es baja. Contiene unas sustancias antioxidantes llamados polifenoles. Estudios “in vitro”y el animal de laboratorio han demostrado que la epigalocatequina, el principal polifenol de la hoja del té verde, inhibe el crecimiento de las células tumorales.
Pescado
Un reciente trabajo ha demostrado que un consumo elevado de pescado, si bien no tiene relación con la incidencia del cáncer de próstata, sí que disminuye, en los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata, hasta un 63% el riesgo de morir por la enfermedad, probablemente debido al efecto antiinflamatorio de las grasas del pescado que pueden frenar el crecimiento del tumor maligno.
Consumo de alcohol
El consumo de 1-3 vasos de vino tinto a la semana tiene un efecto protector, ello se supone que es debido a su alto contenido en polifenoles con actividad antioxidante.
Tabaquismo
No tiene una relación clara con una mayor incidencia de cáncer de próstata aunque si se ha demostrado su asociación con un estadio más avanzado en el momento del diagnóstico y con una mayor mortalidad.

¿Los suplementos de vitaminas y minerales previenen el cáncer de próstata?

No. En el estudio SELECT, con más de 35.000 varones, los investigadores demostraron que los suplementos de vitamina E y selenio, tras siete años de seguimiento no tuvieron ningún efecto sobre el riesgo de sufrir un cáncer de próstata. En otro estudio, el PSHS II, tampoco se demostró efecto alguno de la vitamina C ni de la vitamina E. La evidencia científica actual sugiere que ni el selenio ni las vitaminas E y C deben ser utilizadas con la esperanza de prevenir el cáncer de próstata. Posteriormente se demostró que los suplementos con vitamina E aumentan en un 17% la incidencia del cáncer de próstata JAMA. 2011;306(14):1549-1556.

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