Embolización de las arterias prostáticas
En el año 2008 se demostró, por vez primera y en el modelo animal, la eficacia y seguridad de la embolización de las arterias prostáticas (EAP) para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata (HBP).
En el año 2010, el Dr. FC Carnevale del Instituto de Radiología de Sao Paulo, publicó su experiencia en dos pacientes que sufrían retención urinaria y llevaban sonda vesical, ello debido a la HBP.
El procedimiento se realiza bajo anestesia local y consiste en introducir, a través de una de las arterias femorales, un catéter con el que el radiólogo alcanza las arterias prostáticas (foto 1) y, una vez allí, inyecta unas microesferas de alcohol polivinilo que bloquean el flujo sanguíneo prostático (foto 2).
Los pacientes son dados de alta en menos de 24hs con tratamiento antibiótico y analgésico-antiinflamatorio. En estos dos pacientes se retiró la sonda las dos semanas del EAP y ambos reanudaron una micción espontánea y confortable.
En 2011, el Dr. JM Pisco del Departamento de Radiología de la Nueva Universidad de Lisboa, publicó los primeros resultados en 15 pacientes con HBP que no habían respondido al tratamiento farmacológico.
Después de la EAP un 70% de los pacientes mostraron una reducción significativa de la sintomatología urinaria y una franca mejoría en los índices de calidad de vida.
Al reducir de forma muy notable el aporte sanguíneo a la glándula prostática, se consigue disminuir su tamaño, entre un 30-40%, mejorar significativamente la obstrucción urinaria secundaria a HBP y todo ello sin merma alguna en la función sexual. Ni la erección ni la eyaculación resultan afectadas.
Se trata de una nueva técnica no invasiva, ambulatoria y eficaz en el tratamiento de la HBP sin ningún efecto adverso en la esfera sexual.
Serán necesarios más estudios para comparar su eficacia frente a las técnicas quirúrgicas tradicionales pero los primeros resultados son, sin duda, prometedores.